Casualidad, coincidencias o simplemente cosas de la vida.

Hoy le dedique un tiempo a visitar blogs, porque claro, aunque se que prácticamente esto quedará en un lugar del ciberespacio sin ser visto, una parte de mi también quiere que me lean. Pues bueno empece la búsqueda y así me fue llevando a un par de blogs. El primer post que leí, trataba acerca de como estar solos para encontrar la esperanza y la paz y el segundo de una mujer colombiana.

Pues bueno, la coincidencia en este momento de mi vida, es lo difícil que me esta resultando estar sola y encontrarme, la segunda es que precisamente hace un par de meses hice un viaje a Colombia.

Ayer en mis pensamientos nocturnos, bingo, di con el resultado de ese viaje y con lo que he vivido los últimos 6 años de mi vida. Fui a romper ese pequeño hilo de esperanza, que en realidad no pendía mas que de mi imaginación, así de frágil era, pero a su vez, me esta resultando muy difícil el que se haya roto. A pesar de esas relaciones fugaces en las que he estado en el inter esa era la que siempre estaba, la que siempre me iba a causar una expectativa, una alegría. Me conformaba con esa llamada sincera llena de unas expectativas ficticias, con el vernos una vez al año, o con esos pocos mails que aparecían de vez en cuanto. De lo que si estoy convencida, es que siempre estuvieron con la esperanza de llenar esa soledad de ambos.

Pues bueno, este año fui a Bogotá. Fui a encontrarme con un pasado maravilloso de hace 10 años, a recordar esa alegría que vivía con mis amigos colombianos en Inglaterra, a darme cuenta de que a pesar del tiempo seguimos teniendo la misma esencia y entonces así fue como me recordé, siempre rodeada de gente alegre, y fue así como creo que nos dimos cuenta lo diferentes que eramos el uno del otro. A pesar de mi alma nostálgica y dramática, me encanta estar siempre rodeada de gente alegre, no estar luchando ni tratando de alegrarle la vida a alguien.

Por casualidad, coincidencia o simplemente por cosas de la vida el destino me dio la oportunidad de ir a Colombia a juntar esos pedazos de mí, a darme cuenta de que no he perdido mi esencia, que lo que he vivido en estos años me he convertido una persona diferente y más en mis 33, en los que he tenido una particular alegría por la vida, que irónicamente ahora me llega este sentimiento de vacío, me siento perdida y abandonada, y ya encontré la razón, es que mi hilo de esperanza ficticio terminó rompiéndose.